Juan Domínguez: Justicia para Todos
Por Mark Browne, Líderes Latinos
El tribunal con sus 100 salas es el más grande de los Estados Unidos. Se encuentra en la esquina de la calle West 1st frente a la Biblioteca de Derecho de LA. El tribunal es una institución que el abogado Juan J. Domínguez conoce bien, aunque nunca podría haber imaginado lo que este símbolo de justicia en Los Ángeles significaría para él cuando llegó a la Ciudad de los Ángeles con sus padres después de que huyeron de Cuba cuando tenía solo 10 años.
Los Ángeles era una ciudad muy diferente en aquel entonces. No había una comunidad cubana que apoyara o facilitara la transición de la familia a la vida en Estados Unidos. “Muchos inmigrantes vienen a los Estados Unidos y tienden a congregarse en ciertas comunidades. No teníamos eso, así que éramos una isla para nosotros mismos”, señaló Domínguez en una entrevista reciente.
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En Cuba, su padre trabajaba como farmacéutico, pero tuvo que trabajar en una fábrica cuando la familia llegó a los Estados Unidos. “No teníamos mucho dinero para algunas cosas y mi familia no iba a aceptar el apoyo del gobierno”, recordó Domínguez. “Crecimos aquí básicamente muy humildes porque vinimos sin una moneda de cinco centavos en nuestros bolsillos y tuvimos que comenzar de cero”.
Sin embargo, años después, el sueño americano es una realidad lograda con esfuerzo para Domínguez, sus padres y sus cinco hermanos. El padre de Domínguez fundó una cadena de farmacias en California, y todos sus hijos se graduaron de la universidad.
Hoy su hijo, Juan J. Domínguez es un abogado muy exitoso y Fundador, CEO y Socio Gerente de su propia firma de abogados, Dominguez Firm, LLP., estudio jurídico con sede en Los Ángeles que se especializa en casos de lesiones personales. La firma tiene más de 100 empleados y Domínguez es uno de los abogados más reconocidos del sur de California.
Sus numerosos premios incluyen el Premio Latino Business Award 2015 de Los Angeles Business Journal, el Premio Special Recognition Award 2014 del Colegio de Abogados Mejicanos Estadounidenses, y el premio Attorney of the Year 2013 de la Asociación Nacional de Abogados Hispanos. El liderazgo y el servicio de Domínguez a la comunidad latina le han valido numerosos reconocimientos de otros líderes locales, incluidos el alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti, la congresista Lucille Roybal-Allard y el expresidente de la Asamblea de California, John A. Pérez. La revista Los Angeles Magazine nombró a Domínguez “Super Lawyer” durante siete años seguidos y la revista Pasadena lo reconoció como “Top Attorney” de 2010 a 2016.
Una pasión temprana por la justicia
A través de los años, Domínguez ha visto un “cambio sísmico” en la demografía del sur de California. “Ahora vuelvo a esos vecindarios donde crecí y es 101% latino. El cambio ha sido increíble”.
En la escuela, mencionó que era uno de los pocos estudiantes bilingües y que constantemente lo sacaban de la escuela primaria y secundaria para ayudar a traducir las reuniones con las nuevas familias latinas en la oficina del director. Ser diferente, sin embargo, no fue fácil. “A los inmigrantes nos acosaban por nuestros acentos. Fue duro crecer en ese sentido. Siempre defendí mis derechos o defendí a quien molestaban”.
Defender a otros estudiantes inmigrantes se dio naturalmente para Domínguez, un presagio quizás de su futura carrera como abogado. “A veces me peleaba en la escuela por defender los derechos de otra persona. Siempre he creído en la justicia. Tengo un sentido innato de la justicia”, manifestó.
Primero el inglés, luego la ley
Como estudiante, Domínguez se dio cuenta de que dominar el inglés sería esencial para tener éxito profesionalmente: “El mayor desafío que tuve al crecer fue el inglés. Ese es un desafío que uno tiene que superar. Tiene que ser tan bueno en inglés como las otras personas que están tratando de tener éxito en su profesión”.
Domínguez asistió a la universidad para mejorar su inglés y luego a la Universidad Estatal de California, Long Beach, donde obtuvo una licenciatura en historia de América Latina y China en 1984. Abrió su estudio jurídico el mismo año en que se graduó de la Universidad de California Hastings College of the Law en 1987. “Era un rebelde en ese sentido, recién recibido me dediqué de lleno a mi propia firma de abogados. Principalmente nos dedicamos a lesiones personales, compensación del trabajador y derecho laboral”, informó Domínguez. La firma ha obtenido más de $700 millones en veredictos y acuerdos desde su apertura.
Una ética de servicio a los demás
Antes de ingresar a la facultad de derecho, Domínguez pasó varios años trabajando en unidades de trauma en el Centro Médico de la UCLA y el Hospital St. Francis en Lynwood, donde presenció de primera mano las dificultades y necesidades de los pacientes gravemente heridos. La experiencia reforzó su deseo de ayudar a los demás.
“Durante los últimos treinta años, he representado principalmente a latinos de primera generación, el 80% de los cuales solo habla español. Realmente disfruto ser abogado. Me apasiona lo que hago y, sobre todo, me pongo en el lugar del cliente. Si puedo hacer justicia por el cliente, eso es genial”.
Domínguez fundó el Fondo de Becas Juan J. Domínguez que se centra en ayudar a aquellos estudiantes que lo merecen. Y aunque su padre fue su primer mentor, Domínguez cree firmemente en alentar a otros latinos a perseguir sus sueños y carreras. “Cuando era niño, no había muchos modelos a seguir. Espero poder ser un modelo a seguir para cualquier niño latino. Siempre estamos buscando abogados latinos que sean los mejores talentos, y creo que los latinos deberían seguir carreras en todas las profesiones”.
También ha contribuido al Fondo para la Justicia y la Educación del Colegio de Abogados de los Estados Unidos. Esta organización ayuda a las personas que forman parte de un grupo minoritario y desean seguir una carrera en derecho. Con cada dólar donado, un estudiante puede cumplir con sus demandas financieras.
Mientras asistía a la reciente graduación de un sobrino de la Facultad de Derecho de Loyola, Domínguez se sorprendió por la cantidad de graduados latinos. “Me quedé impactado. Un buen tercio o más eran apellidos latinos. No lo podía creer. Eso es genial. Estoy muy feliz de que eso suceda”.
Domínguez es padre de dos hijos, un niño y una niña. Su esposa Scarleth se graduó de la Universidad de Ciencias Comerciales en Nicaragua, donde obtuvo su MBA.